Innovación y aikido: dejar aparecer lo nuevo

Apr 29, 2024
The Canvas Group
Foto de Deportus.cl

Como vimos en un blog redactado el segundo semestre del año pasado por nuestro gerente de proyectos Emilio Potin, hay 5 habilidades demostradas por los mejores innovadores según describen Clay Christensen y otros autores en el libro “El ADN del Innovador”: asociar, cuestionar, observar, crear redes y experimentar. Aunque existen ejercicios descritos en ese blog para desarrollar estas habilidades, en esta ocasión nos enfocaremos en una práctica complementaria a través de la que podemos pulir cualidades asociadas al “ADN del innovador”: la práctica del aikido.  

La palabra aikido se compone de tres caracteres, Ai (harmonía), Ki (energía) y Do (camino), y es un arte marcial que comenzó a desarrollarse en Japón por su fundador, Morihei Ueshiba (conocido también como O Sensei), desde la década de 1920. Tuvo una expansión a nivel mundial después de la segunda guerra mundial y hoy se practica en varios países del mundo. Actualmente existen diferentes enfoques al momento de practicar aikido, según cómo se han ido transmitiendo las enseñanzas de O Sensei de generación en generación, pero en términos generales se centra en la armonía, no resistencia y en la resolución de conflictos de manera pacífica, sin causar daño.  

La práctica de aikido es guiada por un profesor o una profesora, que luego de un calentamiento corporal, muestra una serie de técnicas que se practican en pareja: atacante (uke), y quien es atacado y realiza la técnica (nage). Ahora bien ¿Cómo se relaciona todo esto con la innovación?  

Cuestionar

La habilidad de cuestionar empuja a las personas innovadoras a entrar en espacios de incertidumbre. Estas personas constantemente realizan preguntas que desafían sus patrones de conducta para encontrar nuevas formas de hacer las cosas.  

En aikido, cuando el profesor o la profesora propone una técnica, el alumno o la alumna de algún modo se cuestiona cómo se hace eso, lo empieza a explorar, pero esa exploración está guiada por un cuestionar de eso que se está haciendo. Cómo se hace, cómo se resuelve, el profesor o la profesora lo está haciendo de una manera, pero el alumno o la alumna se pregunta cómo lo puede hacer. Es un proceso de cuestionar, si es verdad, si funciona o no funciona, hay un constante preguntarse ¿puedo hacerlo? ¿funciona realmente?  

Por otra parte, las preguntas del tipo ¿Por qué? ¿Por qué no? ¿Y si…? requieren valentía para acceder a lo nuevo y desconocido, uno de los aspectos practicados en aikido. Como uke por ejemplo, cada vez que se es llamado por el profesor o profesora que mostrará una nueva técnica, no se sabe cuál será esa técnica. Lo único que se sabe es el ataque que se pide. Esto requiere valentía para realizar un ataque sincero y entregarse a la incertidumbre de manera genuina, con apertura a lo que pueda suceder.

Observar

Observar, como una de las habilidades del ADN del innovador, es la capacidad de buscar de manera cuidadosa, intencionada y coherente los pequeños detalles del comportamiento en las actividades de los clientes, proveedores y otras empresas, para obtener información sobre nuevas formas de hacer las cosas. Como mencionan los autores “los observadores prueban todo tipo de técnicas para ver el mundo desde una perspectiva diferente”. Es decir, cuando hablamos de observar, nos referimos a todo tipo de destrezas que nos permite captar, percibir y comprender nuestro entorno.

En el mundo del aikido el aprendizaje también pasa mucho por la capacidad de observación. Los alumnos miran cómo lo hace el profesor o la profesora. Su capacidad de observación puede llegar a estar tan compenetrada con lo que se está observando que casi se logra sentir cómo lo está haciendo el profesor o la profesora. Cada vez que se muestra lo que se va a hacer, lo que está en juego es la capacidad de observar toda la situación, globalmente.

Por otra parte, en la práctica uke y nage están continuamente sintiendo a su compañero o compañera para ajustar su tonicidad muscular y movimientos a esa energía que se está percibiendo. Esto exige mantener la atención en el presente, y en captar y comprender lo que está ocurriendo, ya que cualquier desconcentración puede significar un daño para uno mismo o su compañero o compañera. Además, cada persona tiene una energía diferente y continuamente se está cambiando de compañero o compañera de práctica, por lo que es un ejercicio constante de observación y conexión entre uke y nage.

Experimentar

Experimentar hace alusión a aprender haciendo. Se recalca en este sentido, la habilidad que tienen las personas innovadoras para probar activamente nuevas ideas creando prototipos y lanzando proyectos piloto. El foco está en encontrar nuevas maneras de realizar las cosas, y uno de los principales elementos es tolerar el fracaso como parte de la experiencia.

En efecto, los autores del libro “El ADN del Innovador” citan al empresario estadounidense Scott Cook, quien se refiere a este punto de la siguiente forma: “Nuestra cultura nos permite permitir muchos fracasos y, al mismo tiempo, cosechar el aprendizaje. Es lo que separa una cultura de innovación de una cultura corporativa normal”.

La práctica es la única manera de comprender y aprender qué es el aikido, hay que vivenciarlo, sentirlo. Todo pasa por una experimentación que va alimentando el sistema nervioso y el cuerpo en general, con sensaciones y nuevas conexiones, y eso se va configurando en un aprendizaje. Es un aprendizaje experiencial.

Por otra parte, uno de los primeros aspectos que se aprende como practicante es aprender a caer. En japonés se dice ukemi, que significa literalmente “recibir con el cuerpo”. Es un entrenamiento de resiliencia, pues se requiere resistencia para aguantar la caída sin colapsar y poder levantarse nuevamente, a la vez que se desarrolla la flexibilidad y adaptabilidad que permite adecuarse a la situación y caer sin dañarse.

Generar redes

La habilidad de generar redes se refiere a la capacidad de las personas innovadoras para expandir sus dominios de conocimiento, interactuando con personas que a menudo tienen otro punto de vista respecto a un tema, o perspectiva en general. Es decir, es una cualidad de interés y apertura mental que puede generar nuevas ideas y cambios en nuestra manera de ver las cosas.

Christensen, Dyer y Gregersen citan a Kent Bowen, científico fundador de CPS Technologies, que colgó la siguiente oración en todas las oficinas de su start-up: “Los conocimientos necesarios para resolver muchos de nuestros problemas más desafiantes provienen de fuera de nuestra industria y campo científico. Debemos incorporar de manera agresiva y orgullosa a nuestro trabajo hallazgos y avances que no se inventaron aquí”.

En aikido esta característica se aborda a través del concepto japonés shoshin, que significa “mente de principiante”. Se refiere a mantener una actitud de apertura y entusiasmo y se desarrolla en al menos dos aspectos concretos. Por una parte, en un Dojo (literalmente lugar del camino) cada uno está en su propia fase de aprendizaje y con todos hay algo que se puede aprender. Como se mencionó anteriormente, las prácticas se guían por el profesor o profesora con foco en ir cambiando de compañero o compañera constantemente. Quien esté dispuesto a aprender de cada persona con la que practique podrá llevar a su práctica cada uno de estos nuevos conocimientos.

Por otra parte, en cada escuela de aikido se suele poner foco en diferentes aspectos de la práctica. Por ejemplo, en algunas escuelas el foco puede ser la sensibilidad, conexión y flexibilidad, mientras en otras, puede ser la forma, centrándose en aspectos técnicos, y en otra podría ser el uso y atención en la respiración. Incorporar una mente de principiante nos permite abrirnos a la posibilidad de asistir a prácticas que realicen profesores de otras escuelas, adquirir nuevos puntos de vista e incorporar diferentes aspectos de la práctica que se abordan en cada una de ellas.

En el libro “El Arte de la Paz” editado por John Stevens se cita al fundador del Aikido en sus últimos años de vida, O Sensei Morihei Ueshiba, quien dice que: “(…) en el aikido carecemos de enemigos, nadie es un extraño (…)”.

Asociar

Finalmente, como mencionan los autores de “El ADN del Innovador”, asociar es como un músculo mental que puede fortalecerse con las otras habilidades de descubrimiento y correspondería a la estructura vertebral de la doble hélice del ADN. Además, recalcan que cuanto más a menudo las personas intentaran entender, categorizar y almacenar nuevos conocimientos, más fácilmente su cerebro podría crear, almacenar y recombinar asociaciones de forma natural y coherente.

En la práctica de aikido, la habilidad de asociar se refleja en un tipo de práctica llamado jiyu waza, que se traduce como “técnica libre”. Al empezar a practicar aikido, se comienza aprendiendo una serie de técnicas y formas para controlar e inmovilizar a uke frente a ciertos ataques. En jiyu waza, nage realiza las técnicas aprendidas sin una guía establecida, decide qué técnica realizar en la medida que ocurre el movimiento, y espontáneamente va surgiendo lo que va surgiendo.

De algún modo el cuerpo de nage sabe cómo ir asociando ciertas técnicas aprendidas al flujo dinámico del movimiento, es una asociación que surge desde lo orgánico, desde lo que es la experiencia que cada practicante tiene. Mientras más experiencias hay en el cuerpo, mayores capacidades de asociar una técnica con otra y otro movimiento. En el trabajo de técnica libre, si se logra de algún modo soltar una idea de lo que se quiere hacer y más bien se entrega a explorar espontáneamente lo que ocurre, empieza a surgir algo que es nuevo e irrepetible.

Dejar aparecer lo nuevo

Como pudimos revisar, hay diferentes cualidades que se desarrollan en la práctica de aikido y que se relacionan al concepto de innovación, como el cuestionamiento, flexibilidad, resiliencia, observación, apertura y valentía. En este sentido, profundizar en el camino del aikido permite vivenciar momentos de creatividad que solo a través de la práctica podemos desarrollar. Probablemente si somos capaces de aplicar estas destrezas en nuestros espacios de trabajo día a día, también surgirán ahí nuevas formas de hacer las cosas.

Sin ir más lejos, en el libro El Arte de la Paz, se relata que O Sensei preguntaba con frecuencia a personas que conocía, investigadores industriales o médicos “¿Algún invento bueno últimamente? Si aplicáis los principios del aikido a vuestro trabajo, estoy seguro de que aparecerán algunas ideas nuevas y revolucionarias”.

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Ramiro Insunza

Consultor

Ramiro es ingeniero civil industrial de la Universidad de Chile. Tiene experiencia como consultor en proyectos del sector público y privado, en rediseño de procesos, análisis de datos, y desarrollando procesos de planificación estratégica.

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